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El descubrimiento de la piezoelectricidad en 1880 por los hermanos Paul Jacques y Pierre Curie es quizá uno de los pilares que eventualmente dieron soporte y cabida a la creación de los circuitos digitales. Descubrieron que cristales asimétricos como el cuarzo y la sal Rochelle (Tartrato de Sodio Potasio) generan una carga eléctrica cuando se les aplica una presión, e inversamente, se obtienen vibraciones mecánicas al aplicar oscilaciones eléctricas a estos mismos. Poco después de su descubrimiento, los Curies divisaron diversos instrumentos que utilizaban el efecto piezoeléctrico. Uno de estos fue el vóltmetro piezoeléctrico, y otro el piezoelectrómetro que eventualmente se convertiría en el instrumento básico utilizado por Pierre y Marie Curie en el trabajo que llevaría al descubrimiento del Radio. En otras formas, el efecto piezoeléctrico permaneció como una curiosidad de laboratorio por más de tres décadas. Después de los Curies, la primera aplicación del efecto piezoeléctrico fue realizado por el profesor P. Langevin en Francia en 1917. Langevin utilizó platos de cuarzo cortados en forma de X para generar y detectar ondas sonoras en el agua. Su objetivo era proveer un medio para la detección de submarinos y su trabajo llevó al desarrollo del Sonar y a la ciencia del ultrasonido. La revista Life, en su edición de Agosto de 1943 presentó la siguiente carta al editor: "Señores: En proporción de identificar estos pequeñas capas de cristal como cuarzo son probablemente la más remarcable de todas las herramientas que la ciencia ha dado a la guerra. Cuando la historia del casi increíble progreso en investigación y fabricación de cristales de radio pueda ser contada, probará ser la historia de uno de los más grandes logros de la historia . No menos significante será el fruto de estos avances a un nuevo mundo en paz donde los cristales serán los corazones vibrantes de la mayoría de los equipos de comunicación. Gerald James Hoston, Universidad de Harvard, Cambridge, Mass." Para ese entonces, probablemente Gerald James Hoston, con todo y su visión futurista, no alcanzaba a concebir el alcance de su predicción, ya que todavía, al momento de escribir estas líneas (2003), los cristales de cuarzo siguen siendo los corazones que laten y dan vida a la vida cotidiana a través de todos los artilugios digitales, e inclusive una gran parte de los analógicos que existen. |
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