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A excepción de los primeros controladores de video utilizados en las primigenias computadoras, todas las tarjetas de video son capaces de presentar información en modo texto o gráfico. En un modo texto, la información procesada por la tarjeta de video es almacenada como caracteres de un conjunto, usualmente el ASCII, integrado a la tarjeta en una relación puntos-figura, lo cual impide el direccionamiento directo de los puntos que conforman a letra específica. Esto es similar a como funciona una impresora de matriz de puntos, en donde, en modo texto, al imprimir una letra se imprimen de una sola pasada todos los puntos que conforman la letra, pero no es posible imprimir un punto específico. Una pantalla de texto típica está formada por 80 columnas y 25 renglones de caracteres, mientras que el modo gráfico es totalmente distinto, al permitir la manipulación directa de cada punto, lo que permite la presentación de texto y gráficos de manera conjunta, ya que el texto finalmente también es un gráfico, razón por la cual en modo gráfico se pueden incluir diversos tipos de letra, e inclusive crearlos, ya que el texto, como tal, está almacenado de manera independiente a su representación gráfica estando únicamente unidos durante el tiempo que se presenten en pantalla y al ser almacenado un documento se almacena con él la referencia al gráfico con que se presentará el texto. La utilización de modos gráficos incrementa la versatilidad de la pantalla con su respectivo costo, que es el requerir de un mayor procesamiento de información y memoria para almacenar lo que se presenta en pantalla, lo que a su vez repercute en el incremento significativo de recursos disponibles únicamente para presentar la imagen en pantalla típicamente en un factor de 100 a 1, lo cual ha orillado a la creación de tarjetas de video con un microprocesador propio, que en ocasiones llega a superar en características a la UCP. La combinación de la resolución y profundidad del color se denomina modo de vídeo; están estrechamente relacionados, ya que ambos comparten la memoria de la tableta de video, pero en general la relación es: a mayor resolución, menor número de colores representables, y viceversa, aunque con la suficiente memoria, esta relación puede eliminarse. En la década de los 90s, con el clonado y copiado del diseño de la circuitería del VGA se creó una batalla tecnológica por el mercado, surgiendo diversas mejoras y múltiples modos de video, que dependían de la cantidad de memoria de video con que contaba la tarjeta para manejar los píxeles, o puntos de color. Cada punto de color tiene hasta 3 bytes, 24 bits, para la profundidad de color, no porque la tecnología lo limite, ya que en este caso no es necesario presentar más colores, pues de hecho, con 24 bits se supera la capacidad del ojo humano para percibir colores. con lo cual se puede vislumbrar la cantidad de memoria y procesamiento que se requiere para presentar la información en pantalla, ya que con una resolución de 640x480 se tienen 307,200 puntos, y para la profundidad del color se requieren 153,600 bytes para 16 colores y 921,600 para una profundidad de 16 millones de colores, o 24 bits. Es necesario tomar en cuenta que esto es únicamente para almacenar la imagen que se presenta en pantalla, falta agregar el almacenamiento requerido para posicionar cada punto. Estos dos procesos suelen ser realizados por uno o más circuitos: el microprocesador gráfico y el convertidor analógico-digital (Digital Analog Converter, DAC), aunque en ocasiones existen pastillas accesorias para otras funciones o bien se realizan todas por un único integrado. El microprocesador puede ser muy potente y avanzado, tanto o más que el propio microprocesador del ordenador; por eso algunos tienen hasta nombre propio: Virge, Rage Pro, Voodoo, TNT2... Incluso los hay con arquitecturas de 256 bits, el cuádruple que el microprocesador Pentium clásico y posteriores. Debido a que estos pseudo estándares duraron mucho tiempo, existen también diversas formas de integrarse a la operación del equipo de cómputo, así pues, tenemos que las primeras tarjetas controladoras eran para un bus ISA, mientras que al decaimiento de esta tecnología existían además tarjetas para buses EISA, VESA y PCI, cada uno con sus propias características de conectividad, tales como slot y frecuencia del transporte de datos. Inclusive, en el caso del VESA, la manera en que se comunicaba con el microprocesador del sistema. A continuación se enlistan los modos que soportan estas tarjetas controladoras de video y aún las posteriores.
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